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Pesificación. Ayer y hoy

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dolarpesosCuando hablamos de pesificación solemos recordar los acontecimientos del año 2002, particularmente la conversión a pesos de los créditos y los depósitos que estaban instrumentados en moneda extranjera.  

Al respecto debemos destacar que en aquella oportunidad se produjo lo que se conoce como pesificación asimétrica.

La misma impactó en modo diferente, y dado el paso del tiempo que suele borrar lo accesorio y hacer difuso lo importante, recapitulemos:

1.- los depósitos en dólares se pesificaron a un valor de $ 1,40 por dólar;
2.- los créditos se pesificaron a un valor de un dólar por un peso.

El costo de esta operación (diferencia entre lo que se pagó a los depositantes y lo que se cobró a los deudores) fue absorbido por el Estado.

Desde luego esta operación significo un quebranto para los depositantes debido a que el valor del dólar superaba en forma significativa el valor pesificado.

Ahora, algunas normas impuestas para la comercialización del dólar en el mercado libre de cambios por parte del gobierno, ha removido aquella memoria histórica que yacía sepultada como una experiencia traumática a la cual no se quiere regresar, haciendo reaparecer en la superficie miedos olvidados, y reavivando especulaciones que distan de tener correlato con la realidad.

Estas reapariciones fantasmales sirven para enardecer ánimos poniendo en paralelo las “naturales discrepancias de los eventuales damnificados” con los permanentes objetivos de mejor esmerilamiento fogoneado desde un sector cerril a toda transformación económica.

Para estos fogoneos sirven tanto el humor social, como la creación de una sospecha permanente en los fines de la administración, o la revalorización de un espíritu individualista sintetizado en la fórmula “del sálvese quien pueda“, o lo que no es menor, manipular informacion, “Construyendo tapas“, como si fueran un conjunto homogéneo de reclamos mayoritarios, los que son solo pataleos sectoriales minoritarios.

Todo ello confluye en la intencionalidad permanente de entorpecer la gestión de una administración en tiempos de crisis mundializadas, que aún con todas las dificultades emergentes, lo esta haciendo lo suficientemente bien, como se advierte en la instrumentación anticipada de medidas anticíclicas.

Por ahora, cuando la actividad productiva y comercial tiende a ser negativa en los países motores del crecimiento, en nuestro país se mantiene aun con merma sobre años anteriores, las tendencias positivas que marcan el crecimiento.

Esta medida, resistida por una minoría activa, pero significativa para el resto de los actores económicos, es una más, de las puestas en vigencia por el Gobierno como apoyatura para preservar la actividad económica.

Sabemos que aun con el objetivo de un beneficio común, como el de preservar el mercado interno y las fuentes de producción no necesariamente va a contar con el beneplácito de todos.

Siempre habrá sectores para quienes cualquier recorte a la libertad de mercado sera un limite no negociable, al que encontrarán perjudicial, pero con el que en vez de abrir un debate esclarecedor fundamentado en racionalidad, se refugiarán en la consabida descalificación, que para la ocasión puede ser la de aberrante o persecutorio o confiscatorio.

En medio de esa vorágine, el ciudadano de a pie, al que lo mueve su propia inseguridad y no la mala fe de aprovechamiento opositor cabe que se pregunte si:

¿Impactará la pesificación anunciada en la comercialización de bienes, en los depósitos en moneda extranjera convirtiéndolos al valor dólar oficial?

Al respecto debemos señalar, y es sano que cada uno se convierta en un difusor de estas informaciones para neutralizar esas operaciones de “desinformación”, que no, rotundamente la respuesta es NO.

La situacion actual difiere enormemente de la vivida en el año 2002.

La salud estructural del país hoy está fuera de discusión. En aquel año el default fue un hecho que se produjo por el peso de las circunstancias.

Entonces y en consecuencia el mismo ciudadano de a pie, puede preguntarse:

¿Qué significa la pesificación hoy?

Indudablemente un cambio cultural. Se apunta a que los argentinos piensen y operen en pesos. Especialmente en las siguientes situaciones:

  1. En las inversiones que se realicen.
  2. En los contratos que se celebren, especialmente compra-venta de propiedades y en alquileres.

Para que esto se pueda aplicar el Gobierno cuenta con una ventaja diferencial con relacion al año 2002. En aquella oportunidad el que aposto al dólar billete tuvo una ganancia extraordinaria.

El que apostó en estos últimos años al atesoramiento en dólares, perdió con respecto al rendimiento en TODAS las otras formas de inversión.

El que apostó en estos últimos días comprando en el mercado paralelo puede llevarse una sorpresa desagradable, particularmente si el Gobierno sale a vender una parte de las reservas para desinflar de este modo el precio del dólar paralelo.

Desde luego con esta operación tendríamos que el que invirtió en un plazo fijo en pesos ganó mucho más que el que invirtió en dólares billete.

Si esto se concreta la batalla cultural puede ser ganada. Quizá el triunfo demande algún tiempo más. De todos modos las condiciones favorables están al alcance. Veremos con el paso del tiempo si esto se materializa.

TiBU


Las negritas y cursivas y algunos enlaces no pertenecen al texto original. Son un modo de destacar y facilitar mi propia lectura de porciones que considero de mayor relevancia.


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